El Dios Kon-Tiki se sentía descontento porque el universo no alegraba sus ojos y se propuso embellecerlo. derramó un poco de leche y formó la Via láctea, el resultado le agradó con lo que siguió derramando los alimentos de su mesa y de ellos formó todo lo existente. Complacido con su obra, estaba contemplándola cuando el viento introdujo arena en su ojo. Se miró en el lago Titicaca para quitársela y se sacó la piedrecita con la que creó el cerro Illampu.
Antes de ascender, tomo tierra del Chako y moldeó dos figurillas a su imagen y semejanza. Creó al hombre y a la mujer y los puso a los dos en islas diferentes, separadas en el lago. Les otorgó un don a cada uno. Al varón le llamó Manco y le dió la perseverancia, a la hembra, Occllo, la esperanza.
Manco Kápac y Mama Occllo estaban desesperados. Manco recordó que Dios le había encargado la misión de procrear y que para ello le había dado el don de la perseverancia por lo que con una piedra afilada, cavó un túnel para llegar a la isla de Occllo por debajo de las aguas. Logró llegar a la isla deseada después de muchos años de cavar, pero se encontró que no podía ascender por el cono que llevaba a la isla. Occllo lloró al ver tan lejos a su amado y su lágrima tardó tres días en caer.
Occllo había tejido en su larga espera una larga y delgada soga que dejó caer hasta el fondo del abism, de modo que Manco la pudo coger y ascender trepando por ella.
La pareja recorrió el mundo y dió nombre y oficio a cuanto se encontraban . Finalmente se instalaron en Kalasasaya y tuvieron tantos hijos como semillas tiene una panoja de Kiwicha. Instruyeron bien a sus hijos, quienes partieron en parejas a propagarse por el mundo y practicar el conocimiento enseñado por sus padres.
Manco y Occllo vivieron 1022 años y conocieron su cuadragésima generación. Cuando murieron, sus cuerpos momificados fueron regresados al lago Titicaca, donde fueron depositados en unas urnas, él en la isla del Sol y ella en la de la Luna.
Antes de ascender, tomo tierra del Chako y moldeó dos figurillas a su imagen y semejanza. Creó al hombre y a la mujer y los puso a los dos en islas diferentes, separadas en el lago. Les otorgó un don a cada uno. Al varón le llamó Manco y le dió la perseverancia, a la hembra, Occllo, la esperanza.
Manco Kápac y Mama Occllo estaban desesperados. Manco recordó que Dios le había encargado la misión de procrear y que para ello le había dado el don de la perseverancia por lo que con una piedra afilada, cavó un túnel para llegar a la isla de Occllo por debajo de las aguas. Logró llegar a la isla deseada después de muchos años de cavar, pero se encontró que no podía ascender por el cono que llevaba a la isla. Occllo lloró al ver tan lejos a su amado y su lágrima tardó tres días en caer.
Occllo había tejido en su larga espera una larga y delgada soga que dejó caer hasta el fondo del abism, de modo que Manco la pudo coger y ascender trepando por ella.
La pareja recorrió el mundo y dió nombre y oficio a cuanto se encontraban . Finalmente se instalaron en Kalasasaya y tuvieron tantos hijos como semillas tiene una panoja de Kiwicha. Instruyeron bien a sus hijos, quienes partieron en parejas a propagarse por el mundo y practicar el conocimiento enseñado por sus padres.
Manco y Occllo vivieron 1022 años y conocieron su cuadragésima generación. Cuando murieron, sus cuerpos momificados fueron regresados al lago Titicaca, donde fueron depositados en unas urnas, él en la isla del Sol y ella en la de la Luna.