Camino por la interminables avenidas de Los Ángeles. Por el camino solo me cruzo a 5 ángeles moribundos, pobres almas en pena y sin coche. La ciudad está claramente creada para pasearla en coche y no a pie. Sin miedo, mochila a la espalda me pongo a andar. De camino me encuentro a Vincent Gallo sentado en un banco. Me lo pienso dos veces y me acerco. Le digo que me gustan muchos sus pelis (me mira vanidosamente) sobre todo la última, la de Kaspar Hauser (con eso termino de camelarmelo) charlamos un rato, le pregunto si me puede dibujar algo o yo dibujarle a él. Nanais! Pero me dice que puede ponerme su nombre en el libro. A mi eso no me vale, le digo que ponga algo que sirva como prueba irrefutable de nuestro encuentro, entonces empieza a escribir chorradas.Pasamos un rato (ratín) de charla y risas, pero su vanidad le puede y al decirle que igual un dia podríamos llegar a trabajar juntos, me dice que si me lo puedo permitir que le llame.
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